La ex participante de Gran Hermano, Romina Uhrig, pasó por el streaming de "Se Picó" y, en una charla a corazón abierto con Gastón Trezeguet y Nico Peralta, reveló el oscuro momento que atravesó tras su separación definitiva de Walter Festa.
El vacío después de la casa
Tras su salida del reality, la vida de Romina parecía acomodarse al reconciliarse con el ex intendente de Moreno. Sin embargo, la ilusión duró poco. La ruptura definitiva la sumergió en una grave crisis emocional que la llevó por un camino peligroso cuando sus hijas menores se iban los fines de semana a Pinamar con su padre.
“Esperaba los fines de semana para salir y olvidarme de todo”, confesó Romina, admitiendo que comenzó a consumir sustancias y a salir hasta altas horas de la madrugada para evadir su realidad.
Las tres claves de su recuperación
Romina fue muy honesta sobre cómo logró frenar esta espiral autodestructiva que duró varios meses. Según su relato, hubo tres pilares fundamentales:
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Su hija mayor: Mía, de 15 años, fue quien detectó que algo no estaba bien y la ayudó a reaccionar.
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La fe: Su creencia religiosa le dio la fuerza espiritual necesaria.
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Ayuda profesional: Un psiquiatra que, mediante medicación y terapia, logró tratar sus ataques de pánico.
Un presente de sanación
“Estuve haciendo cosas que claramente no estaban bien. Fue un momento muy malo de mi vida”, explicó conmovida. La buena noticia es que, según confirmó la propia Romina, hace ya dos meses que logró dejar atrás ese comportamiento y se encuentra enfocada en su bienestar y el de sus hijas.
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